después de casi diez años, sentía que se cerraba un círculo.
aunque la sala era otra, podría haber pasado por la misma perfectamente.
el ambiente era espectacular: lleno total, luces, nube de humo. En eso si que había diferencia con aquella noche en Revolver. Más que de dEUS, parecía un concierto de Radiohead o incluso de U2. Mucha niña mona, pero ninguna sola. Curiosa amalgama de alternativos, indies, Erasmus y pijos inn; amplio espectro de minorías el que abarca este grupo.
Delante de mi, una pija de mechas me alegró la primera mitad del concierto. Aunque su borjamari -que parecía haber salido de un anuncio de Clio- me eclipsaba con su metro noventa y no dejaba de empujarme con sus bailes extáticos, sin duda efecto del canuto de "maria" que se estaban rulando -que supercanallas-.
Cuando salió el líder del grupo, cuyo nombre jalearon fieles e histéricas, me llegó un comentario de la pija en cuestión: "se le nota más viejo".
Nos ha jodido. El tiempo no pasa en balde para ninguno. Pensé en cuánto habría cambiado yo desde entonces.
Ya no lucía su melenita de gamberro: en su lugar se apreciaba una incipiente calvicie que compartía con casi la mitad de la audiencia masculina; ni tampoco ese aire de locura juvenil que a duras penas lograba desatar en los riffs más ruidosos. Pero mantenía un atractivo de tipo duro, al más puro estilo Russel Crowe, que sin duda le seguía valiendo para que la rubia más sexy de la sala -apostaría que era inglesa- intentara desesperadamente colarse en su camerino al final del concierto.
Me acordé de aquella otra noche, cuando me enseñó el dedo medio porque seguía fijamente su mirada, hipnotizado por su voz y por la atmósfera sonora que creaban el bajo y los samples de jazz. Pensaría que me lo quería tirar, el muy capullo.
No, ni el ni yo teníamos mucho que ver con los de aquella noche.
Esta vez no sentí esa conexión. No conseguí engancharme a la descarga energética que enloquecía a la masa sudorosa. No me gustó el intento de revival con los nuevos miembros -más jóvenes- de la banda. Y tan sólo los últimos temas nuevos llegaron a igualar -que no superar- el placer que me produjo el kebab de después del concierto.
Interesante sí. Emocionante no. Será que ya no es esa forma de sentir la que me emociona?