por aburrimiento
ya que vamos a morir, hagámoslo a la francesa: con vino y chocolate.
y mezclando los dos, se me ocurre decir que el aburrimiento es la paz de los pobres de espíritu.
me pregunto por qué me habrá traído el viento el olor de tu perfume. no recuerdo que hubiera viento la otra noche. quizás sea el vacío que provoca, el que obliga a llenarlo a mi memoria, la cual recurre a lo primero que encuentra.
después se impone la calma, y parece que no queda nada.
pero detrás hay alguien que ahora quiere que quiera lo que yo quiero que tu quieras.
y un suspiro lejano es suficiente para desintegrar aquí el silencio.